4/3/10

El dolor me roba las fuerzas para seguir corriendo. Mi jadeo se escucha en cada rincón del callejón, mientras que la lluvia cae sobre mi pelo, fundiéndose con mis lágrimas.
Mi desesperado llanto perece entre gritos de agonía. Mi sueño se rompe en mil pedazos, y cada uno de ellos se clava en mi corazón como cristales rotos. Las sombras de la noche me traicionan y me hacen pensar por un momento que eras real, que eras mío.

Mis piernas ceden, y me arrodillo en el empapado asfalto que hay bajo mis pies. Nada merece ya la pena. Te has ido. Me has abandonado en las sombras de un sueño irreal que jamás existió. Mi vacía mirada se pierde en la oscuridad de lo que ya no será un futuro contigo, sino una muerte sin ti. ¿Para que vivir ya, si tu no estas a mi lado? ¿Para que enfrentarme ya a una vida, si va a ser sola y sin ti?

Para nada.

Para nada.

Tu recuerdo me perseguirá hasta el día en que el mundo deje de ser mundo. Hasta que el fuego arda de nuevo dentro y fuera de mi. Hasta que el hielo en el que se han convertido mis lágrimas se derrita, y por mi mejilla fluya la ultima de ellas que podré llorar.
No quiero vivir anegada en un recuerdo que jamás volverá a ser real. Mi vida se acabó en el mismo momento en el que cortaste todo lazo que a mi te unía.

Realmente deseo morir.

Realmente… merezco morir.